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(Este es un post nacido de un dolor de cabeza fulminante, es un post en contra del Chavo del Ocho, y por ende, en contra de Roberto Gómez Bolaños, de su humor repetitivo de escoba contra panza y pelota versus cabeza, y al cual los jóvenes de mi generación le deben sus fines de semana perdidos por una sana estupidez. ¡Yo irrespeto al chavo del ocho! ¿Y qué?) 

De hecho no ha sido el dedo en la llaga, pero donde sí metió el pulgar Chespirito, previa untada en salsa de rocoto, fue en su propia nariz. Menuda torpeza digna del Chavo pues, escribir en su columna del diario mexicano «El Centro», que la «Guernica», una de las obras cumbres de Pablo Picasso, es una caricatura. Buen motivo para esconderse en el barril un par de días.

«Quien me convenza de que el cuadro «Guernica» no es una caricatura va a tener que hacer un gran esfuerzo, porque al verla detalladamente no me parece otra cosa», afirmó Gómez Bolaños.

Y así de fácil, como me dijo un amigo hoy, Chespirito tiró a cien años de historia del arte al tacho. Y es que aquel estilo, mi querido Chavo, pertenece al cubismo fundado por Picasso y Bracque, entre los más importantes, sin contar que fue antecedido por el viejo y solitario Paul Cézanne. 

¡Que entre el profesor Jirafales!

Recuerdo haber tenido aquella pintura adornando el pasillo de una vieja casa. Hoy me enteraría de la ignorancia de mis viejos y de que Picasso dijo de aquello: No, la pintura no está hecha para decorar las habitaciones. Es un instrumento de guerra ofensivo y defensivo contra el enemigo.  

¿Un instrumento de guerra? ¿Ofensivo y defensivo? ¿Colgado en mi casa de infancia? Pues sí. Este cuadro le fue encargado a Picasso por el Gobierno de la República Española para que decorara el Pabellón Nacional en una exposición internacional realizada en París, Francia, el año 1937. 

La temática del cuadro debería ser la Guerra Civil de España; y el pintor escogió específicamente el tema del bombardeo de Guernica, donde se observan personas, animales y edificios destrozados por la violencia y el caos generados por las bombas. Claramente es un cuadro cubista, y no una caricatura, como dice el Chavo del Ocho.

O es que se tomó muy en serio el personaje del chiquillo al que se le chispotea todo y patinó magistralmente con el cojudísimo gag final del «fue sin querer queriendo».  A lo mejor solo se confundió de imagen y vio esta:

Pero bueno, si me van a poner a alguien dictando una clase de Historia del Arte preferiría mucho antes al profesor Jirafales que al Chavo del Ocho. !No contaban con mi astucia¡ 

El azul de Yves Klein

abril 29, 2007

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Tengo una amiga que dice ser ciudadana residente de «El Azul», un lugar escondido dentro de su mente, de niña limeña, donde todos los fenómenos que a nosotros nos pueden parecer maravillosos, a ella le resultan cotidianos; mientras que los detalles y la nimiedades, son lo que la sorprenden al grado de erizarle la piel de durazno que carga desde hace 25 años. Y espero no equivocarme con esta explicación, porque aún llevo la azul esperanza de conseguir el pasaporte a dicho y dichoso lugar.

Otro que parece haber nacido, vivido y muerto en este valle mágico, utópico, extraordinario y fantástico de «El Azul» es el artista plástico Yves Klein; que como todos los artistas excepcionales viven poco pero hacen mucho. Murió a los 34 años pero logró lo que uno de 68, sin contar sus innovaciones de performances musicales y su aventurada afición por el judo, que lo llevaría a conocer los principios de la filosofía Zen, proyectada en sus obras.

¿Pero por dónde entra el azul hasta acá? Fácil: por las mujeres. Pero eso luego, que el postre viene después de las menestras; lo cual no quiere decir que no sea apetitoso. Mete la cuchara, prueba y verás.

Yves Klein, francés nacido en Niza en 1928, es un inventor, por sobre todas las cosas. Basta decir que patentó, legalmente, uno de los colores más plagiados por la naturaleza y el hombre y que descubrió un azul ultramarino, intenso y luminoso que solo podía fijarse mediante una solución química combustible, al que llamó como International Klein Blue o IKB. Y así, con un pasado bastante criticado de «pintura monocromática», inició una nueva era del neo-dadaísmo o el arte Fluxus (en general), compartiendo el título con Marcel Duchamp, Andy Warhol y Joseph Beuys; expandiendo el campo artístico más allá de lo que la sociedad, la academia y el mercado le asignaba.

Ya decía el francés: «Creo que en el futuro la gente empezará a pintar dibujos en un solo color, y nada más que color».  Refiriéndose a que un solo color era suficiente para expresar todo lo que quería decir, sin la distracción de la línea y la forma.

El postrecito

El erotismo fue un elemento importante dentro del proceso creativo de Klein, cambiando los pinceles por los cuerpos femeninos desnudos, anticipándose, en 1950, a lo que ahora se conoce como ‘body art’; y conviritiendo en espectáculos privados y performances aquel proceso de producción artística; que según yo, era una manera de «tercerizar» la obra, dejando al cuerpo de aquellas mujeres/pinceles, parte de la responsabilidad del resultado final.

La crítica, sin embargo, consideró que el artista generaba más interes por sus acciones, actitudes y presentaciones que por sus obras, y lo apodaron «el niño terrible del arte».

Acá dejo un video de las mujeres/pinceles, y sobre algo que no mencioné, donde el fuego y las mujeres son un elemento principal. De ustedes depende la verdadera crítica.

 

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