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Particularmente no me gusta el fútbol. Si me pego a un mundial es más por tener de qué conversar con los taxistas y mis amigos, que por cultura deportiva. Y soy de los únicos que si tuviera que escoger entre el gol de Maradona y el de Mezzi, daría mi voto por el último, debido a la calidad de imagen de las cámaras y los distintos puntos de vista que se encuentran en YouTube. Mi opinión sobre el fútbol peruano es que parece salido del inódoro y que debería ser reemplazado, pues, por un torneo de showman amateur entre políticos audaces, así como Susy Díaz y Luciana León, las más intrépidas sin ninguna duda.¡Pero bueno, no alargo más esto, que imagino que habéis entrado por lo del titular, coño!

(Perdonen la españolada, que por si no lo saben, hace dos días fue el Día del Idioma) 

Sobre el beso no apunto más que las declaraciones del árbitro luego de la polémica generada: «A Cleberson lo conozco desde las ligas juveniles, siempre fue un chico bien educado»… «Nunca en mi vida el teléfono de la casa y el móvil habían sonado tantas veces, todas de mis amigos, para gastarme bromas». Lo demás lo verán ustedes mismos.

 

Lo haré rápido. Resulta que los Rolling Stones se presentarán en concierto el 14 de julio en Belgrado, teniendo como escenario un hipódromo donde existen 300 caballos de carrera. La polémica generada por ORKA, una ONG serbia, es la siguiente: ¿Qué diablos se hacen con los caballos? ¿Se los retira del lugar? ¿Disfrutan del concierto? ¿Padecerán por estrés el resto de su cuadrúpeda vida debido a los ruidos y vibraciones? ¿A Mick Jagger le gustan los animales? ¿Keith Richards es pro-estrés ecuestre? Etcétera. Creo yo que los defensores de los animales siempre exageran.

Por otra parte, el concierto no se puede cambiar de lugar, las entradas ya están vendidas en un ochenta por ciento y los rockeros no quieren manchar su imagen.

¿La solución? A los caballos se les dará cedantes. Aún así los de la ONG no están contentos.

¿A alguien se le ocurre otra solución?